COCO CHANEL

"No pierdas tiempo chocando contra una pared, con la esperanza de transformarla en una puerta".

El número de la suerte

"Una mujer sin perfume es una mujer sin futuro", una frase perfecta de parte de la creadora de la fragancia más famosa del mundo -Chanel No.5, por supuesto- de la cual, según dicen, se vende un frasco en el mundo cada 30 segundos. Su nombre es en sí mismo una leyenda: "Presento mis colecciones el 5 de mayo, el quinto mes del año, así que dejaremos que esta fragancia -la número 5 y cifra de la suerte de la diseñadora- mantenga su nombre; traerá buena suerte". Aunque las imposiciones del calendario de desfiles no ha permitido que Karl Lagerfeld perpetúe esta tradición, el kaiser se ha encargado de que esta cifra mantenga su presencia, ya sea en accesorios, vestidos o en la misma decoración -siempre megalomána- de las presentaciones de la casa.

Vida personal

El 19 de agosto de 1883 nacía una niña que fue registrada como Gabrielle Chanel. Pero no fue ése el nombre con el que se convertiría en una de las personas más influyentes del siglo XX. Para la posteridad sería conocida como Coco Chanel, un mote que le vino de un origen poco glamuroso: procedía de una canción que interpretaba cuando era poco más que una adolescente por los tugurios de Moulins, en Francia, para complementar la paga de su trabajo en una sastrería, tras haber pasado por un orfanato y un rígido internado religioso.

Sin embargo, a Gabrielle le esperaba un cometido que la marcaría para siempre: el cambio de siglo propició el nacimiento de un nuevo tipo femenino, la conocida como "Mujer Nueva", que no se resignaba al limitado rincón que la sociedad le había reservado hasta entonces, que buscaba ser independiente y que pedía a gritos demostrar su capacidad para acometer cualquier tarea masculina.

La Primera Guerra Mundial permitió que esa mujer irrumpiera con fuerza, empujada por la necesidad de ocuparse de las labores de retaguardia abandonadas por los hombres que estaban siendo masacrados en las trincheras. Y así, aunque Chanel comenzó su trayectoria de una forma poco original, abriendo una tienda de sombreros en París financiada por su entonces amante, pronto su arrojo y su capacidad de innovación puso la moda patas arriba y la convirtió en todo un símbolo.

Creando un canon de belleza

"Un vestido bonito puede quedar bien en una percha, pero eso no significa nada. Necesita ser visto sobre los hombros, con el movimiento de los brazos, las piernas y la cintura". Lady Pamela Smith, una de las muchas chicas de la sociedad londinense que buscaban abrirse camino en el mundo de la moda como modelos, posa para Coco Chanel con uno de sus diseños en Londres (1932). Esta imagen es, además, un reflejo del canon de belleza de la época: en los locos años 20 se había impuesto el estilo de las flappers que, influenciadas por el Art Déco, se declinaban por la geometría, plasmada en las ondas del cabello, cejas hiperfinas y labios gruesos, pero pequeños. Si Gabrielle Chanel las vistió, Tamara de Lempicka las dibujó e inmortalizó.

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